viernes, 20 de diciembre de 2013

Todo lo que trato de cambiar


Dicen que mi prosa se hace larga, eso es porque nunca conocieron tus piernas. Hoy he recorrido todas esas calles por las que paseábamos juntos antes de conocernos. He recorrido con mi mente tu imagen refugiándote en los soportales de la lluvia. El brillo de tus labios deslizándose por tus comisuras, que contrastaba con esa profunda mirada penetrante que me calaba los huesos, y que paseaba por partes de mi organismo para mí desconocidas. Siempre te decías a ti misma que sonreír aunque no fueras guapa siempre ayudaba. Y no era cierto. Lo cierto es que era tan innecesario....a ti no te hacía falta sonreír, de hecho rompía tu halo de misticismo, tu mera presencia irradiaba tensión sexual en el ambiente. Incluso aunque estuvieras quieta, todos los objetos de tu alrededor se movían, quemaban, impregnaban fuerza. Un torrente de emociones. Creo que ese es el término que buscaba.


Creo que las emociones en sí nunca han sido lo mismo desde que te conocí. Puedo odiarlas, puedo negarlas, puedo pensar que la gente es tonta, puedo pensar que todo es físico y autocomplacencia. Pero el caso es que me basta una calle, una canción, un olor, un gesto, una palabra, un recuerdo, un instante, un segundo, para evocar todo mi pasado y todo mi presente agarrados de la mano recorriendo una figura incorpórea. Y es que el placebo de las palpitaciones en el pecho no puede compararse con tu boca. Donde estarás, que estarás haciendo ahora, en que estarás pensando. Y si nos volviéramos a encontrar en el ayer. Porque he tenido que aprender a conocerte para conocerme a mi mismo. Ojalá sea verdad que he cambiado para que no vuelvas a rechazarme. Para no tener que morir. Es una jodienda eso de morir.

Despertarse y darse cuenta de que estoy mas alejado de ti que un completo desconocido cualquiera. Se que tienes algo que decirme aún. No porque Dios perdone o nunca cierre una puerta sin abrir una ventana ni gilipolleces variopintas de ese tipo. Sino porque eres real. Porque toda tu jodida vida has sido real. Eres la persona mas real que he conocido en mi vida. Tu paciencia es infinita. Quien diga que lo infinito no existe es porque nunca ha rodeado tu cintura con sus brazos. No se trata de lo que puedas tocar, no se trata de lo que puedas sentir, se trata de lo que puedas imaginar. Podrías matar a toda mi familia violar y profanar sus cadáveres y hacerte una sopa con sus huesos que seguiría queriéndote.

No me esperaba eso de ti. No existe timbre de voz en el mundo que pueda igualarte cuando me lo decías. Especialmente el “ti”. Lo decías como queriendo decir que me conocías mejor que yo mismo. Y era cierto. Nunca pude entender como podías conocerme mejor que yo mismo, o como demonios podías intuir algo antes de que lo hiciera, intuir porque hacía algo o incluso intuir mis intenciones por detrás de mis palabras o mis actos. Nadie me intuye como tú, incluso cuando no estás. Nunca podré conocer a nadie como tú conoces a los demás. Porque no soy tan real como tú. No puedo sentir como sientes tú, ni puedo intuir como sientes tú. No tengo la fuerza ni la superación que tienes tú. Yo malgastaba mi tiempo y malgastaba mi vida, mientras tu estudiabas, horas de biblioteca, mientras tu trabajabas, mientras tu querías, aprendías a amar, mientras tu afrontabas los problemas, yo no era mas que una masa de miedo, un esclavo del miedo y del desequilibrio, que no era capaz de responsabilizarse de sus propios actos, que huía de todo y de todos, que nunca supo como tratarte, porque no te comprendía. Es posible que ahora sí, o es posible que siga todo igual y solo esté escribiendo para justificarme. Lo que si que se, es que nunca me has abandonado, que sigo guardando tu esencia en mi día a día, y que estas presente en todo lo que hago, y en todo lo que trato de cambiar.